«Para no acabar haciendo el necio, prefiero no empezar haciendo el listo»
William de Baskerville («El nombre de la Rosa»)
«[…] sin embargo, imaginando órdenes falsos habéis encontrado algo…»
Adso de Melk («El nombre de la Rosa»)

domingo, 29 de julio de 2012

el vacío que estoy si(gui)endo, el vacío que no soy... o parece que Tozan tenía razón

yo: una ausencia, un nombre, unos referentes (los cuales, precisamente porque no tienen nada que ver conmigo, tienen que ver conmigo en esta situación concreta. He ahí la aporía y paradoja, la arbitrariedad y labilidad de mí, lo que soy es gracias a lo que no tiene que ver conmigo, no soy sino esa fisura, ese espacio vacío que entrelaza arbitrariamente -o al menos en parte- un mundo de cuerpos, lenguajes y relaciones... o más aún, ese entrar y salir de él.

Alimentarse «simbóléticamente»... imaginación que alimenta y el desafío del excedente

Alimentarse «simboléticamente» es un desafío, redescubrir la dimensión simbólica de cuanto confiere al ser humano lo necesario para vivir y sobrevivir (desde alimento material hasta lo que lo "realiza" y plenifica), y hacerlo éticamente.


Desafíos para pensar y vivir:


Pensar y vivir una abundancia en la que el sobrante no sea desperdicio, 
ni la satisfacción aislamiento o embotamiento...


Pensar y vivir una plenitud en la que ni el dinero ni la lógica que lo dota de carácter divino -dado su poder para "cumplir deseos"- sean condición fundamental...


Pensar y vivir desde y con lo pequeño e impotente, lo marginado,
desde el ponerse en juego...


Salvar al ser humano implica no dejarlo morir de hambre... ni morir comiendo solo



martes, 6 de marzo de 2012

Imposibilidad del amor o la potencia de la impotencia

En un texto del evangelio de Juan -evangelio que por una parte está estructurado como proceso judicial y, por otra, insiste de manera particular sobre el amor, esto mediante la enunciación-entrega del Mandamiento del Amor, y por tanto también inserto en un ámbito de lo difícilmente justificable en un "fundamento" per se-, después de la Resurrección, Jesús interroga a Pedro sobre el amor, la respuesta de Pedro, termina en una aserción de inmensa sensatez: "Señor Tú lo sabes todo -yo no lo sé, y más aún, aunque tal vez yo no lo sepa-, Tú sabes que te quiero".

No me es posible saber si amo, ante el amor me descubro impotente y expuesto a muchos posibles autoengaños. Decir "te amo" implica asumir que lo sé, pero ¿es posible tal certeza? tal vez en último término la única posibilidad es remitirse al otro, a saberlo a través de él... quizás este es un conocimiento vedado a los seres finitos como el ser humano. La instancia teológica es la posibilidad no sólo del amor, sino de su conocimiento.